29 ene 2012

tattoo our sweat and tears, forever you and I

En general, la música es lo que más felicidad me da e la vida. Siempre me llenó en alma y me dio razones y ganas de vivir. Pero en estos últimos tres, casi cuatro años, esto se convirtió en un estilo de vida. Cómo llamarlo.. "las banditas"?. Poca, muy poca gente conoce este sentimiento, sobretodo en este país. Este lifestyle consiste en conocer a las bandas under poco conocidas en su país de origen, millones de veces menos conocidas en este país; consiste en amarlas, conocer todas sus canciones, letra por letra; conocer a cada integrante de la banda y su crew; saber cosas de su vida privada, sus gustos, conocer a sus familias y amigos; frekear cada vez que sale un nuevo video o CD; sufrir viendo recitales y fans conociéndolos. Los querés, los conocés tanto, en el sentido de saber tanto sobre ellos, que los querés como si fuesen tus amigos. Amarías que fuesen tus amigos. Consiste en detestar a cada persona que habla de ellos sin conocerlos realmente, que cree que es "cool" por conocerlos. Consiste en ponerse celoso: tus bandas son tuyas, no querés que nadie las escuche, sentís que no tienen derecho, que no lo merecen como vos. Consiste en tener amigas que sientan igual que vos, y hablar en códigos y hacer chistes que solo gente así podría entender. Consiste en ser la persona más feliz del mundo el día que alguien te responde por twitter; el día que anuncian que van a venir a tu país; el día que tenés la entrada para el recital. Y llega ese día que esperás hace tanto tiempo, el día en el que una de tus bandas llega al país. No podés esperar al momento del recital, rogás (mentira, i believe in music) que canten esa canción que siempre quisiste escuchar en vivo. Pero más allá de eso, querés pasar tiempo con ellos. Empezás a averiguar cosas. Llega la desesperación de que el día anterior no tenés nada seguro; empezás a hacer cuentas y cálculos de horas y lugares y diferencias de horario. Preguntás, no sabés en quién confiar y en quién no. Finalmente, sabés todo. Llegan, los ves. Querés decirles todo lo que siempre les quisiste decir, querés hacer cosas con ellos, querés compartir minutos de vida, respirar su mismo aire, abrazarlos, hacerles saber por qué los seguís y cuánto esperaste esos momentos. Pero realmente, no hay mejor sensación en la vida como cuando te reconocen. Se acuerdan de vos por algo que hiciste o dijiste, te lo recuerdan, te saludan, te hacen saber que saben de tu existencia, te lo recuerdan en el recital en frente de todos, te hacen sentir especial. Se van, y llega un dolor y vacío horrible. Una mezcla de emociones, en la que se te pasan todos los recuerdos por la cabeza. Cada palabra que dijeron, cada cosa que hicieron, cada canción que cantaron, cada abrazo que te dieron. Duele. Los extrañás. Y los extrañás para siempre, no podés hacer nada para remediarlo. Pero te quedás con las sensaciones más lindas que viviste en tu vida.
Y ésta es mi forma de vivir; es lo que me divierte; lo que me hace feliz; lo que me hace sentir viva; lo que me hace sonreir; lo que me llena el alma. Y no quiero convertirme en un ser amargado con el pasar de los años, como suele hacer la gente de este mundo. Quiero vivir siempre así, quiero acordarme siempre de esto; quiero quedarme siempre así internamente.






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